¿Vale la pena trabajar para otros? Un punto de no retorno
- Emprendimiento
- 7 de abril de 2021
- Osberto Toledo
En diferentes Artículos se han mostrado varias de las opciones de emprendimiento que se pueden tomar si deseas iniciar realmente tu propio negocio o proyecto de crecimiento personal utilizando algunas de las herramientas tecnológicas que puedas tener a tu alcance, así como la rentabilidad real que estos pueden tener, y la forma en la que puedes manejar los ingresos que generes mediante ellos.
Aún así, sabemos que en el mundo en el que vivimos, y por más que nos repitan que muchos han creado una fortuna iniciando con menos de los que podamos tener nosotros actualmente, resulta realmente difícil pensar o tener confianza en un proyecto que iniciemos desde cero.
Bien sea porque no tengamos la paciencia suficiente para esperar por resultados reales a largo plazo, o porque nuestra situación no nos permita dedicarnos por completo a esta empresa. En todo caso, bien sea que nos veamos limitados por estos motivos o por otros obstáculos que podamos tener a nivel personal, son muchas las personas que descartan o no se animan a emprender individualmente.
Al decir esto no estamos insinuando que si trabajas en estos sectores debes renunciar de inmediato e irte por tu cuenta, pero si te invitamos a que continúes leyendo y reflexiones igual que nosotros si vale la pena dedicar toda tu vida a una empresa y dejar de lado tus aspiraciones personales.
Sueños Rotos
Si ya estas inmerso en el mundo laboral, es muy probable que hayas caído en cuenta en que al final terminaste en un lugar completamente distinto al que soñabas estar cuando eras un niño, o incluso si cumpliste tu sueño y trabajas en lo que querías, es posible que te hayas dado cuenta que la rentabilidad real de ese trabajo es muy baja, o que no era lo que esperabas.
Es en éste momento, en el que muchos caen en una especie de “Punto de No Retorno”, ya que el golpe que les da la realidad es tan fuerte, que al destruir los sueños que inicialmente tenían, solo se resignan a seguir viviendo en la rutina. Sin una esperanza real de cambio o búsqueda de otras alternativas, sino que se limitan a cumplir en un trabajo que no los hace felices, y que apenas les ofrece lo necesario para subsistir, pero que los consume a tal punto de no poder ver mas allá de el.
Tu tiempo ya no te pertenece…
Muchos trabajos tanto de la Administración Pública como de la Empresa Privada imponen horarios de al menos 8 horas diarias de trabajo, o al menos 8 horas de forma oficial, ya que no es sorpresa encontrarnos con exigencias de horas de trabajo adicionales para cumplir asignaciones imprevistas.
O para cubrir el trabajo que algún otro empleado por algún motivo no puede cumplir, y a pesar de la forma en la que disfracen esto con una bonificación de horas extras, o con una charla motivacional en la que te digan que eso es tu forma de demostrar tu apoyo y compromiso adicional con la empresa, el cansancio y agotamiento que esto genera de forma continua no es algo que se pueda sopesar tan fácilmente.
De igual forma, dependiendo del trabajo, puede que tu jornada termine un día viernes, o que en algunas ocasiones te toque continuar durante el fin de semana, pero estos dos días de descanso pueden convertirse en una pequeña pausa para que tu cuerpo solo se dedique a descansar y no puedas aprovecharlos realmente para disfrutarlos.
O en el peor de los casos, en dos días extras en los que tus Jefes ven la oportunidad de seguir haciendo dinero a tus expensas, pagándote una cantidad realmente baja en comparación con el trabajo que tú estás realizando.

Lo peor de éste último caso, es que por nuestro compromiso con el trabajo, o la necesidad que tengamos de éste, caemos en otro “Punto de No Retorno”, en el cual no podemos o no sabemos como poner un límite en nuestros trabajos, y se vuelve una costumbre que nos hagan quedarnos hasta tarde a trabajar.
O que nos hagan prescindir de nuestros días libres para dedicarlos a lo que nos ordenen nuestros Jefes, lo que ocasiona que pasemos meses sin tener un día para descansar o disfrutarlo realmente, y que cuando lo solicitemos veamos con sorpresa como somos calificados como flojos o desagradecidos que no tienen compromiso con la Empresa.
Y aunque no lo crean, esa rutina no solo te agota a nivel individual, sino que la ausencia por dedicarse por completo al trabajo puede llegar a interferir o destruir tu propia vida, ya que pasas tanto tiempo cumpliendo las obligaciones que te imponen, que descuidas otros aspectos.
Y cuando menos te lo esperes, tu vida se terminó, no pudiste completar tus estudios, perdiste viajes y momentos con tus seres queridos que no vas a recuperar, perdiste relaciones con otras personas por no poder dedicarles tiempo, y al estar inmerso en tu trabajo no pudiste darte cuenta de todo lo que ibas dejando atrás.
Tu esfuerzo al final no vale…
Muchos piensan que “por la plata, baila el mono”, y que por una paga justa vale la pena cualquier trabajo, sin embargo, la realidad es que la mayoría de los empleos solo te exigen cada vez más, mientras que te paga cada vez menos, y solo esperan “tu comprensión en el pago y en las nuevas asignaciones que te imponen”.
Es por ésta desagradable realidad, de la cual quienes escribimos en ésta página no podemos escapar, que te invitamos a que no solo veas un árbol, debes observar al bosque completo, y recuerdes que realmente nunca es tarde para comenzar de nuevo.
Si no tienes otras opciones y debes continuar en un trabajo que no es del todo bueno para ti, hazlo, pero no ignores que hay un mundo de opciones, que siempre debes aprender a poner un límite entre tu trabajo y tu vida, y que el dueño de tu destino eres tú.